No soy amiga de todos

Hablo con todos, río con todos, pero no soy amiga de todos. La amistad en ésta época está sobre la boca de todos, pero en el corazón de pocos. Te llaman amiga cuando les sirves y te vuelves enemiga cuando piensas diferente y defiendes tus ideales, cuando no dices lo que desean escuchar. Es por eso que no soy amiga de todos, sino de quien sabe ejercer la amistad de manera real, leal; de quien valora y sabe respetar la mía.

Mi Papá me decía:
《Para saber quien es un buen amigo, organiza una fiesta hermosa, lleva buenas cervezas y vinos… Consigue buena comida
y que la música de fondo
sea hermosa que pueda acoger a todos; pónganla alta pero no demasiado para que puedan escuchar sus diálogos, invita a amigos, me decía, invita a muchos, invita a todos los amigos que conoces y luego cuando terminé la fiesta deja que cada uno tome el camino
que prefiera. No fuerces a nadie a quedarse,
deséales buenas noches a todos y observa… Observa bien quien por su voluntad se queda a ayudarte, quien te ayuda a lavar los platos, quien te ayuda a arreglar las cosas. Éstos,
serán tus buenos amigos, esos que se quedan a tu lado cuando la música y el vino se acaban…
Los buenos amigos son los que se quedarán
Incluso cuando tu vida solo tendrá que ofrecer migajas y desorden y al final de todo,
me decía papá: – Recuerda al final de cada hermosa fiesta. Al final de cada momento épico, de cada gran éxito y de cada empresa exitosa, ya verás que a tu lado
Siempre quedarán muy pocas personas, pero las muy pocas, recuérdalo siempre: ‘Son las que valen todo’》
Créditos a quien corresponda
De niña esperaba que mamá me diera un abrazo y me dijera que me amaba.
De adolescente esperaba gustarle a un grupo de chicas, o al chico que me gustaba a mi.
Cuando elegí a mi compañero de vida esperaba que fuera atento, romántico y muy cariñoso.
Pasaron los días, los años y yo esperaba las flores, los chocolates, las serenatas, las noches románticas y nunca llegaron.
Hoy en mi atardecer veo hacia atrás y me doy cuenta que no me faltaron personas en mi camino, lo que me faltó fue amarme más a mi misma, consentirme, apapacharme, cantarme, hablarme bonito y no esperar nada de nadie.
Me faltó NO delegar mi poder a nadie más que a mi.
Me faltó ser mi más y verdadero amor…
Hoy en mi atardecer veo hacia adelante, me abrazo y me pido perdón porque por mucho tiempo me menosprecié, me dejé de lado, ahora me revaloro y me aferro más a mi, sabiendo que no es ego, es amor propio.
Crédito al autor

 

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